lunes, enero 12, 2004
Chuck amuck
Looney tunes: De nuevo en acción (Looney tunes: Back In Action, 2003, Estados Unidos). Dirigida por Joe Dante. Con Bugs Bunny, El Pato Lucas, Brendan Fraser, Jenna Elfman, Steve Martin. Ficha técnica.
ESTRENOS
Puntaje: 10
A Pancha.
El Pato Lucas, disfrazado de mosquetero, es víctima de un dibujante que lo gira como si fuera un disco por escenarios inconexos con su vestimenta y Lucas, como pro del dibujo animado que es, intenta plasmar el rol que cada lugar amerita. Finaliza batallando con el dibujante, transformado en un ser violeta y miedoso de su futuro laboral. Eso es Duck Amuck, la obra maestra del fallecido Charles M. Jones, el director de animación responsable de postales (cálidas como una golosina) infinitas del imaginario visual pop-pular: una rana que canta y baila cuando nadie la ve, los productos ACME o Bugs casándose con Elmer. El mayor –por tajante- ejemplo de su genio es Willie E. Coyote, eterno perdedor en fuga gravitacional. Sus cortos son libertades anárquicas, musicales en su ritmo y Gremlins del absurdo, por cada gag se suceden seis más disparatados, hasta que su rostro denote la derrota, logica mediante (no hay magia como en el Tío Walt sino un Newton por descubrir cuando cese el movimiento) y se conviertan aquellas imágenes en el apogeo de la derrota.
Joe Dante idolatra a Chuck. Lo demostró en varios de sus films anteriores (Los exploradores, Viaje Insólito y ambas Gremlins) pero es en Looney Tunes: De nuevo en acción donde Joe lustra lo superficial del concepto para convertirlo en una pista de patinaje. Una pista para que jueguen (principalmente) Lucas, Brendan Fraser, Bugs y Jenna Elfman, formada de un océano de pasiones dantescas (televisión, Jones, películas clase B) cristalizadas en superficies cinéticas, que se convierten en algo superior a la mera cita: la aparición de Kevin McCarthy en blanco y negro como en Body Snatchers directamente para el corazón o la nobleza de una zanahoria sableláser es demasiado para estos tiempos tan civilizados. Divertido pero no civilizado como decía el Gremlin inteligente. Dante va increscendo, como el coyote, comienza con un ínfimo don - la discusión temporada de patos o conejos - y finaliza con un barroquismo de alto romanticismo que da pie a delirios como la escena de la ducha hitchcokiana a la Bugs. Lee a estos personajes como lo necesitaban, como libertades recompensadas que pueden viajar de Estados Unidos a París sin explicación alguna, como genialidades que mastican arte de forma proteínica para lograr porciones de pastel (la persecución en el Louvre entre Elmer, Lucas y Bugs), como palos del circo para un guión disparatado para estas épocas de osos y papás geniales.
De forma casi episódica, que a veces se disfraza de screwball y de vez en cuando nos apunta a nosotros acusándonos de conejos o patos frente al cine, Dante iza a niveles galácticos - literalmente- la libertad que existía en Duck amuck y en todo el mundo de Jones. Y solo así logra convertirse en un Looney honorario.
Juan Manuel Dominguez (back in action).
ESTRENOS
Puntaje: 10
A Pancha.
El Pato Lucas, disfrazado de mosquetero, es víctima de un dibujante que lo gira como si fuera un disco por escenarios inconexos con su vestimenta y Lucas, como pro del dibujo animado que es, intenta plasmar el rol que cada lugar amerita. Finaliza batallando con el dibujante, transformado en un ser violeta y miedoso de su futuro laboral. Eso es Duck Amuck, la obra maestra del fallecido Charles M. Jones, el director de animación responsable de postales (cálidas como una golosina) infinitas del imaginario visual pop-pular: una rana que canta y baila cuando nadie la ve, los productos ACME o Bugs casándose con Elmer. El mayor –por tajante- ejemplo de su genio es Willie E. Coyote, eterno perdedor en fuga gravitacional. Sus cortos son libertades anárquicas, musicales en su ritmo y Gremlins del absurdo, por cada gag se suceden seis más disparatados, hasta que su rostro denote la derrota, logica mediante (no hay magia como en el Tío Walt sino un Newton por descubrir cuando cese el movimiento) y se conviertan aquellas imágenes en el apogeo de la derrota.
Joe Dante idolatra a Chuck. Lo demostró en varios de sus films anteriores (Los exploradores, Viaje Insólito y ambas Gremlins) pero es en Looney Tunes: De nuevo en acción donde Joe lustra lo superficial del concepto para convertirlo en una pista de patinaje. Una pista para que jueguen (principalmente) Lucas, Brendan Fraser, Bugs y Jenna Elfman, formada de un océano de pasiones dantescas (televisión, Jones, películas clase B) cristalizadas en superficies cinéticas, que se convierten en algo superior a la mera cita: la aparición de Kevin McCarthy en blanco y negro como en Body Snatchers directamente para el corazón o la nobleza de una zanahoria sableláser es demasiado para estos tiempos tan civilizados. Divertido pero no civilizado como decía el Gremlin inteligente. Dante va increscendo, como el coyote, comienza con un ínfimo don - la discusión temporada de patos o conejos - y finaliza con un barroquismo de alto romanticismo que da pie a delirios como la escena de la ducha hitchcokiana a la Bugs. Lee a estos personajes como lo necesitaban, como libertades recompensadas que pueden viajar de Estados Unidos a París sin explicación alguna, como genialidades que mastican arte de forma proteínica para lograr porciones de pastel (la persecución en el Louvre entre Elmer, Lucas y Bugs), como palos del circo para un guión disparatado para estas épocas de osos y papás geniales.
De forma casi episódica, que a veces se disfraza de screwball y de vez en cuando nos apunta a nosotros acusándonos de conejos o patos frente al cine, Dante iza a niveles galácticos - literalmente- la libertad que existía en Duck amuck y en todo el mundo de Jones. Y solo así logra convertirse en un Looney honorario.
Juan Manuel Dominguez (back in action).