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miércoles, enero 14, 2004

Con los pañales llenos de sueños 

Rugrats: aventuras salvajes (Rugrats Go Wild!, Estados Unidos, 2003). Dirigida por John Eng y Norton Virgien.
Ficha técnica.
ESTRENO
Puntaje: 6. En los diarios: Diego Curubeto (Ambito Financiero): 8; Pablo 0. Scholz (Clarín): 8; Adolfo C. Martínez (La Nación): 6.

Ciertamente Rugrats resulta distinto a otros productos para niños como los de la factoría Disney, Fox o Dreamworks. La diferencia fundamental es que Nickelodeon es cool, pero cool a la vieja usanza. Les da una nueva participación a partir de juegos, diseño, experiencia, cultura urbana y sociedad preadolescente. Rugrats nace en 1991 casi como el alma mater de Nickelodeon. Se trata de un grupo de bebés que tienen un diálogo fluido entre ellos mientras que con sus padres mantienen la relación normal de bebes/hijos. Estos bebés tienen aventuras, son intrépidos y hacen travesuras (perdón por usar estas palabras, todo por ser fiel a la serie infantil). Algunos son más valientes, otros no ocultan su timidez y cada uno ocupa un lugar en posición grupal característico de niños de una edad superior a la que realmente tienen. En la tercera película de Rugrats la aventura nace en un arenero. El grupo de bebés sueña con vivir gigantescas proezas a partir de un juego con los elementos cotidianos que tienen a su alcance (cocodrilo de juguete, rampas). Finalmente los niños consiguen una aventura de verdad, ya que naufragan en medio de unas vacaciones accidentadas junto a los padres y terminan en una isla casi desierta. No están solos, están también los Thornberrys (figuras de otra de las series éxito del canal / productora). Esta peripecia hace que Tommy (el bebé protagonista) se encuentre con uno de sus ídolos, el valiente Nigel Thornberry para vivir con sus amigos nuevos contratiempos. Nickelodeon nos deja disfrutar de música que no está incluida en la mayoría de las películas ofrecidas a niños pequeños (por ejemplo temas de The Police y de Aerosmith). Uno de las mejores situaciones está dada cuando dos de los personajes escuchan en una camioneta y cantan Should I Stay Or Should I Go de The Clash. Y existe un momento de la película en que hasta canta Bruce Willis. Lamentablemente, no todas las canciones tienen ese fuego interno que tanto queremos, están también las tradicionales de películas animadas que fastidian un poco a la narración. El final deja un sabor amargo porque todo el sinfín de aventuras experimentadas en la naturaleza se derrite frente a la posición de comodidad absoluta (aunque aquí también existe la anarquía.) Pero las aventuras salvajes de los Rugrats quedan opacadas por el hombre que enfrentó al león en el zoo de Buenos Aires. Ni Cocodrilo Dundee ni David Thornberry jamás se hubiesen animado a semejante proeza. Y encima la gente no lo aplaudió.
Leandr Rosenzveig.

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