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jueves, abril 15, 2004

El sentido de la vida 

6° Bafici. Día 1.

Y sí, comenzó una nueva edición del Festival Internacional de Cine Independiente, la sexta, y casi todos nosotros ya estábamos a primera hora allí, ayudando a levantar las persianas para ver que se traía. Desde temprano una lluvia indomable se desato sobre la ciudad, el festival comenzó callado, con humildad, a pesar de su avasalladora cantidad de películas.
En este primer día comencé con Daddy Cool (5) de Brady Lewis, con la sala a un 30% de su capacidad y todos ellos antes de que empiece la película mirando la grilla imposible, dándole vueltas una y otra vez, cambiando las fichas para no naufragar y abandonándose hacia un camino sin salida. Daddy Cool decepciona desde el comienzo, quiere acercarse a David Lynch pero no logra ni mantenerse en su carretera, chapotea por un sendero de fango. La historia del amor entre un transexual o travesti y un lobizón terapeuta que analiza al padre del protagonista tenía todas las de ganar pero se pierde el interés muy rápidamente.
Todas las otras películas que vi estaban prácticamente a sala llena. Seguí con A Smile (7) de Park Kyung-hee. La directora sorprende en el aspecto formal de la imagen. Permanentemente divide la pantalla con elementos naturales en 3 partes siempre verticales que se quiebran cada vez que hay relaciones sexuales. Es la historia de una fotógrafa que se está quedando ciega y para esquivar su problema abandona a todos sus afectos, sólo quiere volar y escapar. La película cae en varios momentos en pozos narrativos pero sus ideas visuales son admirables.
Mas tarde llegó la hora de que comience la función de This So-Called Disaster (5) de Michael Almereyda. A muchos de nosotros nos fastidia una obra de teatro, imagínense ahora una película con todos los condimentos de su preparación. Un clima asfixiante, horrendos focos calurosos rojos y azules, expresiones grandilocuentes, exceso de maquillaje. El día a día de la preproducción de la nueva obra escrita y dirigida por Sam Shepard. Lo mejor de todo esto son las aisladas anécdotas de los actores y la siempre simpática presencia de Woody Harrelson.
Por ultimo llegó la obra maestra tan esperada Les Triplettes de Belleville (10) de Sylavin Chomet. Una maravilla absoluta, una maquinita perfecta llena de engranajes que funcionan de memoria casi sin líneas de diálogos, sólo con sonidos, silencios y música. La historia de un ciclista secuestrado y su posterior intento de rescate por parte de personajes increíbles. Una película con animación de primer nivel y una historia llena de ideas y de situaciones inolvidables. Hasta el próximo día.
Leandro Rosenzveig.

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