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viernes, abril 16, 2004

Otoño caliente 

6 Bafici. Día 2.

En el segundo día entramos en calor aunque en el mundo exterior comenzó a hacer mas frío. Ya escuchamos comentarios de todos los amigo y conocidos que salen y entran de las salas como si las traspasaran mediante puertas giratorias. Contentos o puteando, casi nadie en forma neutra. Por ahora el festival presenta emociones bipolares. Como la primera película que vi hoy Aaltra (8) de Benoit Delépine. Los primeros planos recuerdan aquellos del realismo socialista, maquinas enormes, paisajes por explorar y explotar. Luego la película a partir de que los dos personajes quedan discapacitados ingresa en el terreno de una road movie de humor negro con claras influencias del genial Aki Kaurismaki, que hasta tiene el lujo de contar con él como actor para cerrarla. Filmada en blanco y negro marca los contrastes entre los bípedos y los ‘sobre ruedas’, los atrevidos y los conservadores y la vida y la muerte.
Le Génie helvétique (8) de Jean-Stéphane Bron posa su cámara casi todo el documental en el pasillo de las oficinas de una comisión que se dedica a tratar los limites de la manipulación genética para investigación, uso y desarrollo en la agricultura y la ganadería Suiza. Con una inquebrantable pedagogía se muestra el trabajo de los políticos, rebeldes en su granja, perfectamente diferenciados desde la derecha hasta la izquierda pasando por todos los puntos medios (radicales, granjeros, defensores del medio ambiente y representantes del ala media del pueblo) para luego ingresar en el gigantesco parlamento y ser presentada la propuesta para la votación final.
Llego luego el turno de Pulse (8) de Kiyoshi Kurosawa. El director nos hace entrar en su universo del terror psicológico con una historia espeluznante y fantástica a partir de la premisa de un mundo de computadoras peligrosas. La conexión de las personas por ese medio no quiebra su soledad y el espacio finito de fantasmas esta cada vez mas saturado y necesita nuevas ubicaciones. El mundo (Tokio) se ve contagiado por un cuarto prohibido y unas sombras que se impregnan a la pared para transmitir el horror de la muerte, de la soledad, de la poca diferenciación que, según el director, existe hoy entre los vivos y los muertos. Es el Apocalipsis y cada persona frente a su computadora, encierra en su soledad, su sopor, su inigualable angustia que roza la superficialidad, su búsqueda de muerte por error u omisión entre imanes que se atraen para no poder estar juntos y vagar como fantasmas en el espacio gracias a su soledad eterna.
Por último tuve que soportar 15 (3) de Royston Tan. Casi nada que ofrecer. En el comienzo amagó ser un mal film de la “bad Mtv”, pero después se transformo en un desabrido encuentro entre sudor, tatuajes, piercings, amor entre hermanos, pandillas y pocas ideas. Perteneciente a la competencia oficial tiene sólo un momento interesante que es el manual del suicida, una animación bastante divertida. El tema de la soledad adolescente es tristemente abordada por esta película de Singapur, tan oscura como soporífera, tan ambiciosa como poco inteligente.
Leandro Rosenzveig.

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