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miércoles, septiembre 15, 2004

What is looooooove? 

Combo Las reglas de la seducción + Todo es por amor
ESTRENO
Puntajes: 4 + 2

¿De qué habla el cine cuando habla de amor? Dos recientes estrenos traen a las pantallas (malos) ejemplos de lo ñoñas y lo cómodas que pueden llegar a ser ciertas corrientes actuales -aunque hay muchos casos que demuestran lo contrario- para mostrar la unión entre dos personas.
En un rincón, Las reglas de la seducción (En inglés Laws of atraction ¿Es necesario aclarar que hay una sutil diferencia entre la atracción del original y la seducción vernácula? Igual es lo menos grave). Un par de chistes y la innegable fotogenia de dos estrellas como Julianne Moore y Pierce Brosnan flotando en un constante tono pastel -digno de un elegantísimo especial de decoración de la revista de La Nación- no logran conformar una comedia romántica. Si bien hay un choque de opuestos que luego intentan el reencuentro y un cuasi re-matrimonio, la fórmula falla. Porque es perezosa, falsa, impostada. Como si los protagonistas ya vinieran atraídos de sus casas y la seducción fuera un inevitable paso para el predecible happy ending. Las lágrimas de Julianne -que supieron conmover en más de una película- no parecen convencer como lo hacía, por citar un ejemplo cercano, Adam Sandler en Como si fuera la primera vez (50 First Dates). Ahí también había dos estrellas de gran presencia pero detrás también había una idea cinematográfica, colores brillantes y un rematrimonio eterno (él tenía que reconquistar a Drew Barrymore todos los días). No se puede decir que Las reglas... sea una película mala, es como una correcta canción de Elton John mientras que la de Sandler se parece más a una deliciosa creación de Bryan Ferry (los dos presentes en sendos soundtracks, por otra parte).
En el otro rincón, el artiecine-anticine un poco más perverso de Todo es por amor. Adornada bajo las luces de colores del Dogma, la propuesta de Thomas Vintenberg resulta indignante, seriota, pretenciosa hasta el hartazgo y sin ningún rasgo visual interesante (hay que admitir que al menos Las reglas... tenía una coherencia estilístico-decorativa). Encima el director en algún momento intenta virar hacia una trama policial -ahora dicen que el rubro "historia de amor" a secas no califica dentro de los parámetros de la respetabilidad intelectual y, por lo tanto, hay que poner un plus que legitime a las películas- pero se queda ahí.
Y otra vez la decepción, la comparación y la eternidad: la nevada insufrible de Vintenberg no le llega ni a los talones a la imborrable nieve de Michel Gondry, que canchereadas más, canchereadas menos por parte de Kaufman, ponía en escena una grieta, un resplandor perdurable ante tanta brillantina efímera.
Agustina Larrea

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