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lunes, octubre 11, 2004

A mí me gustan las de amor 

sobre Juan P., algunos discos y El amor (primera parte)
CAPRICHO

I. En este momento hay dos discos que estoy escuchando todo el tiempo, que no me canso de poner en repeat, que siempre están en mi compactera/playlist. Estos discos son el por fin terminado Smile de Brian Wilson y American Idiot, la nueva obra maestra de los olímpicamente menospreciados chicos de Green Day. Ambos son discos conceptuales, con todo el prejuicio que pueda generar dicho término, pero despojados de todo el aburrimiento y la pretención a la que nos tienen acostumbrados grupos como Yes y Pink Floyd. Me emocionan mucho, aunque ninguno de los dos contenga canciones "de amor" -el de Green Day es un álbum "de protesta" y el de Wilson es "vaya-uno-a-saber-de-qué-porque-las-letras-de-Van-Dyke-Parks-no-se-entienden-un-carajo" (¿me explican qué cazzo quiere decir "Child is the father of the man"?)-. Pero las canciones de ambos discos están hechas de lo que están hechas las mejores canciones de amor. Esto es: hermosas melodías y puentes olímpicos y urgencia pop y armonías vocales y "lalala's" y "woooo's" por doquier. Cada año hay uno o dos discos que me provocan eso -se me ocurren, así, al pasar, el Pinkerton y el Green Album de Weezer, el Want One de Rufus Wainwright, los dos útimos de Fountains of Wayne y alguna canción aislada como Un osito de peluche de Taiwán de los Decadentes o Happy Together en versión Danny Chung (la que aparece en la peli de Wong)-, que me pegan como pocos, y a los que me hago adicto.
II. Con algunas películas me pasa lo mismo. Me ocurrió con la saga de Antoine Doinel, con Chasing Amy, con High Fidelity, con Moulin Rouge, con Punch-Drunk Love, y ahora se sumó El amor (primera parte). Todas ellas son películas "de amor", pero no "de amor" como Realmente amor es "de amor" sino realmente "de amor", como las buenas canciones "de amor", películas que emocionan pero con armas nobles y sin ningún tipo de manipulación barata.
III. Todos estos discos y canciones y películas son viscerales, desbordados, ambiciosos y obsesivos. Apuntan directo al corazón y no le temen absolutamente a nada. Y yo caigo en su hechizo y las veo y los escucho una y otra vez, porque me revitalizan, me hacen sentir que el mundo es un lugar un poquito mejor. Todo esto puede sonar a "puto sensible", pero es lo que soy y me hago cargo, como estas películas y discos y canciones se hacen cargo de lo que son y no le temen al ridículo.
IV. Amo, adoro, me desvivo por El amor (primera parte). Es una película que me agarró desde la primera vez que la ví y no me soltó jamás. No sé si es una obra maestra, no se si es perfecta, pero en mi cabeza es ambas cosas. Porque cuenta una historia de amor que son todas las grandes historias de amor amalgamadas en una, porque se ríe soberanamente de la idea del amor como algo científicamente explicable, cuando todos sabemos que el amor es uno de las cosas más misteriosas e inexplicables que existen, porque nos dice que cuando se termina el amor lo que queda son los recuerdos de aquellos hermosos momentos que uno pasa estando enamorado, porque hay algo en esta peli que me gusta, que me gusta y se llevó mi corazón, porque cuando la veo me hipnotiza, me desarma, y de mí no queda nada, me derrito como un hielo al sol, porque El amor... es una cosa esplendorosa, El amor... nos eleva ahí donde pertenecemos, todo lo que necesitamos es El amor...
V. Sí, ya sé, me fui a la mierda. Si antes decía que quedaba como puto sensible a esta altura llegué al status de reina de la primavera. Sepan disculpar, es que este tipo de películas me genera esto, y nunca se me ocurrió escribirlo.
VI. Me queda agradecer a todos los que tuvieron algo que ver con la gestación -¿hay palabra más fea que esa?- de El amor (primera parte) y recomendar a quienes no la vieron que lo hagan ahora, ya mismo, con la esperanza de que tal vez, en una de esas, les ocurra lo mismo que me ocurrió a mí.
Juan P. Martínez.

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