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lunes, octubre 13, 2003

Relaciones (públicas) peligrosas 

La noche del crimen (People I know, Estados Unidos-Alemania, 2002). Dirigida por Daniel Algrant. Con Al Pacino, Kim Basinger, Téa Leoni.
Ficha técnica.
ESTRENO
Puntaje: 4. En los diarios: Martín Pérez (Página/12): 6; Fernando Lópéz (La Nación): 4; Pablo 0. Scholz (Clarín): 4; Ambito Financiero: 4.

La noche del crimen recuerda, entre muchas películas, especialmente a Carlito’s way, con la diferencia de que esta última tenía a un gran director como Brian de Palma. Hombres que no pueden zafar de su peligroso entorno a pesar de tomar (siempre sobre el final) la decisión de mudarse a la granja y criar conejos en familia. En el caso de La noche del crimen, y tanto en su construcción como en su resultado, todo es anacrónico, considerando que el apogeo de las RR PP, sus trapitos sucios y el riesgo que conllevan, son temas ultraconocidos y utilizados décadas atrás. A pesar de eso, podría resultar simpática la utilización de esos argumentos hoy en día, siempre y cuando se arrivara a una construcción más redondita y fundamentalmente no tan tediosa como esta.
La haraganería que denota este film se impregna de manera creciente en cada secuencia. Quedan montones de cosas sueltas que nadie se preocupa en aclarar y que no adquieren absolutamente ningún sentido aún concluido el film. La impresión remanente es que construyeron una historia muy pobre en torno a drogas pesadas y alucinaciones para llegar a la conclusión de que se puede chantajear a los personajes del mundo del cine, la TV, y los negocios gordos a través de ellas. Demasiada ingenuidad toda junta.
Eli Wurman (Al Pacino), un otrora exitoso publicista, se ve arruinado, física y moralmente, de principio a fin. Y nunca sabremos qué hace el personaje de su cuñada Kim Basinger en esta película. Más allá de aportarle su belleza a las imágenes no se entiende su participación y mucho menos la relación entre ella, su cuñado y su marido suicidado sin saber por qué.
Este mundillo de las relaciones públicas no fotografía (ni narra, ni nada) tan bien como los universos mafiosos construídos años atrás a través de cámaras dirigidas por De Palma, Scorsese o Coppola. Esto es obvio, pero no por ello menos real.
Fabiana Ferraz.

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