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jueves, octubre 02, 2003

Tiempo de descuento 

Hospital público (Argentina, 2003) Dirigido por Edi Flehner. Con Pablo Rago, Mauricio Dayub, Natalia Lobo, Virginia Innocenti.
Ficha técnica.
TV
Puntaje: 3.

Los creadores de Hospital público, operando con precarias condiciones estéticas y creativas, osaron reproducir el imaginario E. R. En un mal intento de emular a la serie creada por Michael Crichton, la producción argentina calcaba los procedimientos empleados, de manera magistral, en E. R. Los extenuantes planos secuencia que recorren la sala de emergencias del Chicago County General, mostrando el impecable proceder de los doctores, así como sus intensas relaciones amorosas, los problemas con el sistema de salud, las tramas del poder, más el tratamiento de todos los males contemporáneos, no pueden ser imitados jamás.
Camuflando la carencia narrativa, Hospital público ahondaba en las historias personales de los personajes centrales (como los actores no estaban a la altura de las circunstancias, los personajes no gozaron de un desarrollo feliz; los únicos afortunados fueron el Dr. Benegas, interpretado por Pablo Rago, y la Dra. Dickman, interpretada por Jimena Anganuzzi), irrisorias intrigas por la jefatura de emergencias y mostraba ridículos e invisibles procedimientos médicos. Los baches del relato, acentuados por las densas interpretaciones, la grandilocuente temática inspirada en hechos reales, y la poca capacidad de resolución hicieron que el programa carezca de atractivo. Mientras Hospital público resultaba insostenible, Cuatro Cabezas volvió al ataque con la gran sorpresa del año: E24.
El Dr. Tartaglione (a principio de año, el Dr condujo Código de tiempo, producción de Cuatro Cabezas, que presentaba gloriosos testimonios de pacientes con afecciones terribles; el producto conseguía todo el rigor médico que las historias requerían y lograba, mediante una impecable edición, condensar la emoción) relata, desde la guardia del Hospital Fernández, la labor excepcional del grupo de médicos "emergentólogos". La tensión narrativa de E24 es desmedida. Los doctores ceden ante las preguntas de Tartaglione y se dejan ver. Los casos se tratan en relatos cerrados y la emoción se mantiene durante los inmensos bloques del programa. El abismo entre E. R. y el resto del mundo hoy comienza a acortarse. Sólo parece infranqueable la creación de una nueva ficción que asuma el excitante riesgo de retratar, con éxito, la labor médica.
María Marta Sosa.

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