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sábado, septiembre 27, 2003

Tomá matate 

India Pravile (Argentina, 2003). Dirigida por Mario Sábato. Con Lito Cruz, Graciela Pal, Carlos Moreno y Diego Capusotto.
Ficha técnica.
ESTRENO
Puntaje: 1. En los diarios: Diego Lerer (Clarín): 4; Luciano Monteagudo (Página/12): 4; Adolfo C. Martínez (La Nación): 6; Ambito Financiero: 6.

Si algo le faltaba al cine argentino más rancio era que volviera Mario Sábato, aquel director de cosas horribles como Tiro al aire y El poder de las tinieblas, que durante la época del proceso se escondió bajo el seudónimo de Adrián Quiroga para filmar aquellas impresentables películas de Los Parchís y, peor aún, las películas de propaganda disfrazadas de "cine para toda la familia" que fueron las de "Los superagentes". Y, peor aún más, para coescribir con Sergio Renán La fiesta de todos, emblema del colaboracionismo procesista.
Como si esto fuera poco, este señor volvió con su película "más personal", con un protagonista que es su "alter ego". Un director olvidado llamado Enrique Quiroga, un ser reaccionario y detestable que, a juzgar por la entrevista que Sábato brindó a Clarin, es básicamente el mismo Sábato. La cantidad de barrabasadas de mala leche que MS dice tanto en la película como en su entrevista baten records. Habla pestes del cine iraní -"Lo único que le reprocho a Reagan es no haber volado Irán y sus escuelas de cine", dice su alter ego en la película- (tiemblen). Ni hablar con las diatribas contra los estudiantes de cine, el Nuevo Cine Argentino, el video digital y los videoclips.
Si esto fuera lo único ya estaríamos hablando de un engendro completamente nefasto. Pero India Pravile, además de horrendamente reaccionaria, también es criminalmente misógina, homofóbica y antisemita. Y también es una película impresentable. Todos los actores están pésimos y gritan a más no poder, y el niño que hace de nieto del protagonista parece estar tentado durante todo el metraje. Y como yapa tenemos apariciones de estrellas de antaño como Gogó Andreu, Jorge Luz y el finado Marcos Zucker (en una escena que ahora es de mal gusto y el hecho de haberla incluido es otro de los actos de hijaputez de la película).
En India Pravile (no se preocupen, si la ven van a seguir sin saber qué significa eso) el protagonista quiere suicidarse, y a los 10 minutos uno ya tiene ganas de decirle tanto a él como al director de la película aquella frase que da título a una canción de Los Twist y a esta nota.
Juan Martínez.

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