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lunes, septiembre 22, 2003

Esta historia continuará 

Flores de septiembre (Argentina, 2003) Dirigida por Pablo Osores, Roberto Testa y Nicolás Wainszelbaum.
Ficha técnica.
ESTRENO*
Puntaje: 9. En los diarios: Diego Lerer (Clarín).

En la mejor tradición de cine testimonial actual (aunque la palabra “testimonial” sea un tanto vaga), muy buenas películas como Un muro de silencio, Montoneros, una historia, Cazadores de utopías, o Garage Olimpo no podían evitar expresar una diferencia irresoluble entre ayer y hoy, especialmente para un público que, como mucho, vivió los años 70 en la cuna. El recorte temporal en su relato (en general, los fines están marcados por la muerte, la desaparición o la llegada de la democracia) imponía un límite involuntario e infranqueable, en el que la evocación que los sobrevivientes hacían de su época, su primavera y sus ideales, se volvía una mirada nostálgica y reflexiva (aunque estática) desde el presente hacia el pasado.
Pero Flores… supera ese límite en su enfoque hacia la cotidianeidad de la adolescencia, en el retrato honesto de aquellos días de clases, bailes y amistades puras. Aquello que los indispensables tres tomos de La Voluntad lograron en la investigación histórica de esos años militantes es una de las cosas que más debe apreciarse en este documental por su originalidad y su importancia como documento histórico: el retrato preciso de la vida (en su acepción más simple y cotidiana) durante el reinado de la muerte.
Lo universal e intemporal de esa vitalidad adolescente (fuerza compuesta tanto por hormonas, como por compromiso y voluntad política) construye una unidad lineal que alimenta su relato, afirmándolo y empujándolo hacia delante con una fuerza que nace detrás de las palabras de los entrevistados y trasciende la pantalla y los límites del tiempo. Flores… abre un espacio hacia el futuro al continuar su investigación hasta el presente. Los directores –en un saludable movimiento que expresa su origen generacional- no se quedan en la placa conmemorativa, fija y muerta, sino que van más allá y encuentran aquella misma fuerza y aquella misma vida en los alumnos actuales del Pellegrini. El registro de las marchas por el boleto estudiantil de hace unos años, las amenazas y la represión que sufrieron por ellas, y la voz de las Madres (“Chicos, no están solos”) es el puente de la memoria que el cine testimonial no había edificado hasta hoy, a través del cual las dos generaciones finalmente se encuentran, eternamente jóvenes, alegres, y vivas, en un camino que a medida que se construye se vuelve indestructible y –más importante aún- irreversible, esencial para una sociedad que empieza a vislumbrar la posibilidad concreta de una muy esperada justicia.
Agustín Mango.

* Flores de septiembre se proyecta en La Nave de los Sueños (Suipacha 842), durante los próximos 5 domingos, a las 19 hs.

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