martes, septiembre 16, 2003
Hasta la Victoria’s Secret*
Legalmente rubia 2 (Legally Blonde 2: Red, White and Blonde, Estados Unidos, 2003). Dirigida por Charles Herman-Wurmfeld. Con Reese Witherspoon, Luke Wilson y Sally Field. Ficha técnica
CAPRICHOS
Puntaje: 9
Hasta ahora vi tres veces Legalmente rubia 2. En la misma semana. Y cada vez que la vi me gustó un poco más. Si bien es algo inferior a aquella infravalorada obra maestra dirigida por Robert Luketic que es la primera parte, principalmente debido al reemplazo del australiano RL por el director de la bastante mediocre Besando a Jessica Stein, que a veces no filma bien (ay, esos zooms), LB2 se sostiene más allá de lo técnico debido a su carácter revolucionario. Sí, leyeron bien, revolucionario.
Los que ya vimos y amamos la primera parte sabemos que Elle Woods es una de las chicas más inteligentes y adorables que se hayan visto en pantalla desde las screwball comedies de los 30 y 40. Logra todo lo que se propone, y en esta película supera todo límite. Elle (Reese Witherspoon, 10) está a punto de casarse con su novio Emmet (Luke Wilson, idem), y quiere invitar a su boda a la madre de su chihuahua Bruiser. Cuando contrata a un detective privado para encontrarla se da cuenta que la perrita está siendo utilizada como conejillo de indias para testeo de maquillaje. ¿Qué hace Elle? Va a Washington y presenta un proyecto de ley para hacer ilegal la experimentación con animales. Demás está decir que lo logra, porque, después de todo, ella es Elle Woods.
Es cuando Elle llega a Washington que la película, sin abandonar su perfecto humor, adquiere carácter político y se convierte en una crítica desfachatada al (actual) gobierno norteamericano (y, de paso, en una remake de Caballero sin espada de Capra). Elle hace las cosas a su manera, y no a la "Washington way". Por más que se trate de enzurdecer republicanos (es genial cómo Elle dice la palabra "republican" con bastante asquito) mediante los métodos que sólo ella sabe manejar (más genial aún es el chiste del "salón de belleza conservador"... ¿peluquerías con ideología? What?). Por más que se trate de organizar una "marcha del millón de perros", donde la vemos luciendo una boina (rosa, of course) con estrellita mientras suenan Power to the People de Lennon y America de Lou Reed.
Elle Woods se lleva a Washington por delante y nos entrega una lección que debe ser la razón por la cual esta película fue tan injustamente odiada en EEUU: "Si piensan que algo anda mal en el pais no se queden callados. Speak up.", dice. Y nosotros decimos: "Viva la revolución, viva Elle Woods". El último minuto de Legalmente rubia 2 termina de convencernos de que quisieramos vivir dentro de esta hermosa película.
Juan Martínez.
*Este título fue inventado por Juan Manuel Dominguez.
CAPRICHOS
Puntaje: 9
Hasta ahora vi tres veces Legalmente rubia 2. En la misma semana. Y cada vez que la vi me gustó un poco más. Si bien es algo inferior a aquella infravalorada obra maestra dirigida por Robert Luketic que es la primera parte, principalmente debido al reemplazo del australiano RL por el director de la bastante mediocre Besando a Jessica Stein, que a veces no filma bien (ay, esos zooms), LB2 se sostiene más allá de lo técnico debido a su carácter revolucionario. Sí, leyeron bien, revolucionario.
Los que ya vimos y amamos la primera parte sabemos que Elle Woods es una de las chicas más inteligentes y adorables que se hayan visto en pantalla desde las screwball comedies de los 30 y 40. Logra todo lo que se propone, y en esta película supera todo límite. Elle (Reese Witherspoon, 10) está a punto de casarse con su novio Emmet (Luke Wilson, idem), y quiere invitar a su boda a la madre de su chihuahua Bruiser. Cuando contrata a un detective privado para encontrarla se da cuenta que la perrita está siendo utilizada como conejillo de indias para testeo de maquillaje. ¿Qué hace Elle? Va a Washington y presenta un proyecto de ley para hacer ilegal la experimentación con animales. Demás está decir que lo logra, porque, después de todo, ella es Elle Woods.
Es cuando Elle llega a Washington que la película, sin abandonar su perfecto humor, adquiere carácter político y se convierte en una crítica desfachatada al (actual) gobierno norteamericano (y, de paso, en una remake de Caballero sin espada de Capra). Elle hace las cosas a su manera, y no a la "Washington way". Por más que se trate de enzurdecer republicanos (es genial cómo Elle dice la palabra "republican" con bastante asquito) mediante los métodos que sólo ella sabe manejar (más genial aún es el chiste del "salón de belleza conservador"... ¿peluquerías con ideología? What?). Por más que se trate de organizar una "marcha del millón de perros", donde la vemos luciendo una boina (rosa, of course) con estrellita mientras suenan Power to the People de Lennon y America de Lou Reed.
Elle Woods se lleva a Washington por delante y nos entrega una lección que debe ser la razón por la cual esta película fue tan injustamente odiada en EEUU: "Si piensan que algo anda mal en el pais no se queden callados. Speak up.", dice. Y nosotros decimos: "Viva la revolución, viva Elle Woods". El último minuto de Legalmente rubia 2 termina de convencernos de que quisieramos vivir dentro de esta hermosa película.
Juan Martínez.
*Este título fue inventado por Juan Manuel Dominguez.