martes, septiembre 16, 2003
Déjate caer
Café Tacuba: Cuatro Caminos
Universal /MCA. Producido por Gustavo Santaolalla, Dave Fridmann, Andrew Weiss, Anibal Kerpel, Café Tacuba. Ficha técnica
DISCOS
Puntaje: 10
Cada vez que se utiliza la palabra reinventarse en una critica de música, late una duda. Es que tal movimiento de fénix viene asociado con una grandeza per se que genera mas certezas que dudas y eso a la hora de escuchar música es algo que debe evitarse. Café Tacuba lo sabe y aun así, se reinventa, una y otra vez. Desde su cancionero Re a el leonino hit que fue Avalancha de Éxitos, de ahí hasta la estación Revés/Yosoy, un disco que se calza la opacidad como caja de sonidos, y luego el ochentoso simple Valle Callampa, que sirve de precuela a Cuatro caminos. En 4C, los cafétas decidieron ya no ser una banda sin batería incluida, jubilar (por ahora) la vieja caja de ritmos y adosar a la habitual producción de Santaolalla y Kerpel, la pequeña ayudita de los amigos Dave Fridmann (Flaming Lips) y Andrew Weiss (Babasónicos, Ween). Y apostar sobre todo a sus canciones, melodías que juegan en varios niveles desde las letras que hacen del cinismo, una noble actitud musical y existencial, hasta las estructuras que rebosan loops, riffs y la inquietante voz del cantante Elfego Buendía. Café Tacuba juega a hacer rock disfrazado de Café Tacuba, lo que hace la novedad algo natural. La frescura que el disco logra sacude desde diferentes lugares-canciones: la sónico-delia de Cero y uno, Hoy es y Soy Estoy, el golpe beatle a los sentidos que son Mediodía y Hola Adiós, lo folklórico convertido en cotillón en Eres, el tour de push the tempo del corte difusión EO. Desconociendo actualidades, las canciones y la banda se convierten-mantienen una pequeña magia, elegante y espontánea, entonces Amor y dulzura (Puntos Cardinales) es un dogma antes que un ejemplo. Aquello se debe a que la sinceridad de la canción resume el disco: un ecosistema en apariencia sencillo que esconde detrás un mecanicismo a base de anfetas. La atemporalidad, disfrazada de pseudoclash en Recuerdo Prestado es el juego favorito de los cafetas, eso y la mezcla, ya sea de géneros, emociones o colores. Todo lo recorrido por la banda logró que llenen nuestra cabeza de rock y que lo hagan como siempre, como nunca, creando aire bajo nuestros pies.
Juan Manuel Domínguez.
Universal /MCA. Producido por Gustavo Santaolalla, Dave Fridmann, Andrew Weiss, Anibal Kerpel, Café Tacuba. Ficha técnica
DISCOS
Puntaje: 10
Cada vez que se utiliza la palabra reinventarse en una critica de música, late una duda. Es que tal movimiento de fénix viene asociado con una grandeza per se que genera mas certezas que dudas y eso a la hora de escuchar música es algo que debe evitarse. Café Tacuba lo sabe y aun así, se reinventa, una y otra vez. Desde su cancionero Re a el leonino hit que fue Avalancha de Éxitos, de ahí hasta la estación Revés/Yosoy, un disco que se calza la opacidad como caja de sonidos, y luego el ochentoso simple Valle Callampa, que sirve de precuela a Cuatro caminos. En 4C, los cafétas decidieron ya no ser una banda sin batería incluida, jubilar (por ahora) la vieja caja de ritmos y adosar a la habitual producción de Santaolalla y Kerpel, la pequeña ayudita de los amigos Dave Fridmann (Flaming Lips) y Andrew Weiss (Babasónicos, Ween). Y apostar sobre todo a sus canciones, melodías que juegan en varios niveles desde las letras que hacen del cinismo, una noble actitud musical y existencial, hasta las estructuras que rebosan loops, riffs y la inquietante voz del cantante Elfego Buendía. Café Tacuba juega a hacer rock disfrazado de Café Tacuba, lo que hace la novedad algo natural. La frescura que el disco logra sacude desde diferentes lugares-canciones: la sónico-delia de Cero y uno, Hoy es y Soy Estoy, el golpe beatle a los sentidos que son Mediodía y Hola Adiós, lo folklórico convertido en cotillón en Eres, el tour de push the tempo del corte difusión EO. Desconociendo actualidades, las canciones y la banda se convierten-mantienen una pequeña magia, elegante y espontánea, entonces Amor y dulzura (Puntos Cardinales) es un dogma antes que un ejemplo. Aquello se debe a que la sinceridad de la canción resume el disco: un ecosistema en apariencia sencillo que esconde detrás un mecanicismo a base de anfetas. La atemporalidad, disfrazada de pseudoclash en Recuerdo Prestado es el juego favorito de los cafetas, eso y la mezcla, ya sea de géneros, emociones o colores. Todo lo recorrido por la banda logró que llenen nuestra cabeza de rock y que lo hagan como siempre, como nunca, creando aire bajo nuestros pies.
Juan Manuel Domínguez.