domingo, septiembre 07, 2003
Bestiario
El séptimo arcángel (Argentina, 2003). Dirigida por Juan Bautista Stagnaro. Con Pablo Echarri, Gabriel Goity, Alejandro Awada, Paola Krum. Ficha técnica
ESTRENO
Puntaje: 3
Juan Bautista Stagnaro va camino a consagrarse como el peor director argentino del año. Después de la insoportable Un día en el paraíso llega El séptimo arcángel, una película que profesa un homenaje a Julio Cortázar. Un Staganaro con pretensiones literarias intenta mostrar una de las obsesiones cortazarianas: la entrega de una suerte de antihéroe (Pablo Echarri afectado por el tono del relato) que tiene, para merecer el desprecio y el odio sociales, su libertad y su autenticidad. La escritura del director ahonda en un falso lenguaje literario realista, fórmula considerada opuesta a la literatura argentina de ficción por el escritor argentino. Cortázar explicaba, en su conferencia sobre el cuento, que no se trataba de escribir como se habla en la Argentina, creía en la necesidad de encontrar un lenguaje literario que llegara por fin a tener la misma espontaneidad, el mismo derecho que “nuestro hermoso, inteligente, rico y hasta deslumbrante estilo oral”. Stagnaro cae en una parodia del lenguaje de la calle; su discurso, plagado de realidades devenidas en estereotipos argentinos (desde la corrupción de la policía, los pastores peligrosos, los manejos fraudulentos en cualquier ámbito de la sociedad), no encuentra salida.
Pablo Echarri asume la ambiciosa premisa del relato e interpreta su personaje más medido, sumiso, acotado a no sé qué. El actor no está jugando al antihéroe de Cortázar porque no logra trasmitir la búsqueda, ni el viaje hacia algo (aunque gran cantidad el metraje transcurra a bordo de transportes públicos), ese sentimiento de descolocación en el que están instalados los personajes de JC. En el cine, Echarri brilló en El desvío (1998), Sólo gente (1999), Héroes y demonios (1999), Alma Mía (1999) y en Plata Quemada (2000). El actor crecía y se consolidaba, la fuerza de su expresión era cualidad suficiente para salvar una trama poco feliz como la de Plata Quemada. Sus últimos protagónicos no gozaron de mi beneplácito: No debes estar aquí, Apasionados y El séptimo arcángel. La única esperanza que tenía El séptimo arcángel de ser aprobada se perdió junto con la ilusión de celebrar el cine.
María Marta Sosa.
ESTRENO
Puntaje: 3
Juan Bautista Stagnaro va camino a consagrarse como el peor director argentino del año. Después de la insoportable Un día en el paraíso llega El séptimo arcángel, una película que profesa un homenaje a Julio Cortázar. Un Staganaro con pretensiones literarias intenta mostrar una de las obsesiones cortazarianas: la entrega de una suerte de antihéroe (Pablo Echarri afectado por el tono del relato) que tiene, para merecer el desprecio y el odio sociales, su libertad y su autenticidad. La escritura del director ahonda en un falso lenguaje literario realista, fórmula considerada opuesta a la literatura argentina de ficción por el escritor argentino. Cortázar explicaba, en su conferencia sobre el cuento, que no se trataba de escribir como se habla en la Argentina, creía en la necesidad de encontrar un lenguaje literario que llegara por fin a tener la misma espontaneidad, el mismo derecho que “nuestro hermoso, inteligente, rico y hasta deslumbrante estilo oral”. Stagnaro cae en una parodia del lenguaje de la calle; su discurso, plagado de realidades devenidas en estereotipos argentinos (desde la corrupción de la policía, los pastores peligrosos, los manejos fraudulentos en cualquier ámbito de la sociedad), no encuentra salida.
Pablo Echarri asume la ambiciosa premisa del relato e interpreta su personaje más medido, sumiso, acotado a no sé qué. El actor no está jugando al antihéroe de Cortázar porque no logra trasmitir la búsqueda, ni el viaje hacia algo (aunque gran cantidad el metraje transcurra a bordo de transportes públicos), ese sentimiento de descolocación en el que están instalados los personajes de JC. En el cine, Echarri brilló en El desvío (1998), Sólo gente (1999), Héroes y demonios (1999), Alma Mía (1999) y en Plata Quemada (2000). El actor crecía y se consolidaba, la fuerza de su expresión era cualidad suficiente para salvar una trama poco feliz como la de Plata Quemada. Sus últimos protagónicos no gozaron de mi beneplácito: No debes estar aquí, Apasionados y El séptimo arcángel. La única esperanza que tenía El séptimo arcángel de ser aprobada se perdió junto con la ilusión de celebrar el cine.
María Marta Sosa.