viernes, mayo 21, 2004
El lado oscuro del cine argentino
Luna de Avellaneda (ARGENTINA, 2004). Dirigida por juan josé campánella. Con Valeria Bertuccelli, Ricardo Darín y Mercedes Morán. Ficha técnica. Sitio oficial.
ESTRENO
PUNTAJE: 0. En los diarios: Horacio Bernades (Página/12): 6; Pablo O. Scholz (Clarín): 8; Marcelo Zapata (Ambito Financiero): 8; Adolfo C. Martínez (La Nación): 8.
Oops! Lo hizo de nuevo. Campanella es hoy el mayor responsable de que el maldito costumbrismo del cine argentino siga vivo. Un género que estaba confortablemente adormecido y que respira desde que lo popularizó con el hijo de la novia. Otra vez Darín como jefe de familia que tiene que reinstaurar El orden. Por lo menos esta vez no hay que soportar a norma ‘Daño Cerebral’ aleandro, aunque Eduardo Blanco está infinitamente más intolerable que en aquella película. De vuelta el cine reaccionario es festejado por la crítica. Ese cine en el que todo tiempo pasado fue mejor y punto.
La manera de operar de campanella puede ejemplificarse con una escena sobre el final de la película. Ahí Darín ve a una nena de una villa en una asamblea de socios muy al estilo de Riqueza ajena (es extraño que momentos antes resuelva una escena de la misma manera que Malkovich terminó su ópera prima, Senderos de sangre). Darín le pide a la chica que no deje de mirar fijo a Fanego, que vendría a ser el orador “DeVito”, para forzar un sentimiento que lo haga desistir de su propuesta de vender el club. Campanella hace exactamente eso que busca Darín en la nena con cada primer plano que musicaliza de la manera más barata y sensiblera posible.
Es cierto que campanella sabe cuáles son las frases ‘piolas’ que tiran los cancheritos del barrio. Se nota que campanella conoce al tipo clase media facho promedio. Lo que es nefasto es que su película sea una celebración de todos esos valores. Así como Solanas salió con su cámara aquel 20 de diciembre para registrar imágenes que incluyó en Memorias del saqueo, no es para nada descabellado pensar que campanella debe haber salido a filmar la cruzada axel en el Congreso y la gesta del petitorio de juan carlos blumberg para usar esas imágenes en su próxima película.
En una entrevista publicada en La mano, campanella dice: “el cine tiene que hacer el amor con su público, y muchos realizadores se están haciendo una paja. Y después protestan porque al público no le interesa ver cómo se pajean”. En la masturbación siempre hay uno que la pasa bien. En los polvos malos, no. Pero como le importa el público, campanella prefiere cogérselo y no le interesa cuál es el precio. Y parece que le encanta que se saquen entradas para verlo coger.
Naza Chong.
ESTRENO
PUNTAJE: 0. En los diarios: Horacio Bernades (Página/12): 6; Pablo O. Scholz (Clarín): 8; Marcelo Zapata (Ambito Financiero): 8; Adolfo C. Martínez (La Nación): 8.
Oops! Lo hizo de nuevo. Campanella es hoy el mayor responsable de que el maldito costumbrismo del cine argentino siga vivo. Un género que estaba confortablemente adormecido y que respira desde que lo popularizó con el hijo de la novia. Otra vez Darín como jefe de familia que tiene que reinstaurar El orden. Por lo menos esta vez no hay que soportar a norma ‘Daño Cerebral’ aleandro, aunque Eduardo Blanco está infinitamente más intolerable que en aquella película. De vuelta el cine reaccionario es festejado por la crítica. Ese cine en el que todo tiempo pasado fue mejor y punto.
La manera de operar de campanella puede ejemplificarse con una escena sobre el final de la película. Ahí Darín ve a una nena de una villa en una asamblea de socios muy al estilo de Riqueza ajena (es extraño que momentos antes resuelva una escena de la misma manera que Malkovich terminó su ópera prima, Senderos de sangre). Darín le pide a la chica que no deje de mirar fijo a Fanego, que vendría a ser el orador “DeVito”, para forzar un sentimiento que lo haga desistir de su propuesta de vender el club. Campanella hace exactamente eso que busca Darín en la nena con cada primer plano que musicaliza de la manera más barata y sensiblera posible.
Es cierto que campanella sabe cuáles son las frases ‘piolas’ que tiran los cancheritos del barrio. Se nota que campanella conoce al tipo clase media facho promedio. Lo que es nefasto es que su película sea una celebración de todos esos valores. Así como Solanas salió con su cámara aquel 20 de diciembre para registrar imágenes que incluyó en Memorias del saqueo, no es para nada descabellado pensar que campanella debe haber salido a filmar la cruzada axel en el Congreso y la gesta del petitorio de juan carlos blumberg para usar esas imágenes en su próxima película.
En una entrevista publicada en La mano, campanella dice: “el cine tiene que hacer el amor con su público, y muchos realizadores se están haciendo una paja. Y después protestan porque al público no le interesa ver cómo se pajean”. En la masturbación siempre hay uno que la pasa bien. En los polvos malos, no. Pero como le importa el público, campanella prefiere cogérselo y no le interesa cuál es el precio. Y parece que le encanta que se saquen entradas para verlo coger.
Naza Chong.