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martes, octubre 21, 2003

Perdidos en el sur 

(Código postal) (Argentina, 2002). Dirigida por Roberto Echegoyenberri. Con Federico Esquerro y Natalia Hernández.
Ficha técnica.
ESTRENO
Puntaje: 7. En los diarios: Diego Lerer (Clarín): 6; Horacio Bernades (Página/12): 5; Adolfo C. Martínez (La Nación): 4.

Podría decirse que (Código postal) llega tarde. Su minimalismo, la pequeña historia que cuenta, el tono de las actuaciones, los diálogos, etc, podrían entenderse, a esta altura, como un compendio de algunas de las características típicas del llamado Nuevo cine argentino. Tal vez, hace tres o cuatro años, hubiera sido más valorada y hubiera provocado otro tipo de recepción. ¿Esto significa que es una mala película, que es una obra desechable?. No, para nada. Porque si bien no suena a novedad, (Código postal) posee algunas virtudes que le permiten imponer suavemente y con cálida timidez su pequeña historia. Fede (en cuerpo y voz de Federico Esquerro, presencia siempre bienvenida) es un joven de Tierra del Fuego que decide partir hacia Buenos Aires para, supuestamente, estudiar música y tocar el bongó (“el bongó es una pasión”, dice). En ese camino se cruzará con Natalia, recién separada y con pocas ganas de comunicarse. Los dos buscan algún camino, una vía de escape, aunque no sepan bien cómo lograrlo. Juntos recorrerán las rutas del sur argentino y compartirán charlas, un porro, un mate y finalmente terminarán enredados en una fugaz historia de amor. Los momentos en los que Fede y Natalia hablan o se miran o se abrazan son muy creíbles, emanan mucha ternura y recuerdan a los mejores momentos de películas como Mundo Grúa o Pizza, birra, faso. Y esto es, obviamente, algo bueno. En medio de esa historia hay varias tomas de paisajes patagónicos, que de tanta acumulación terminan cansando un poco. Pero un poco nomás, porque en general sirven para construir el clima triste de la historia. A esto contribuye el hecho de que estén filmadas en blanco y negro y en 16 mm; el grano de la imagen y la ausencia de colores más cálidos evitan que esas imágenes luzcan como postales turísticas. (Código postal), con su tono bajo, con sus entrañables protagonistas y su ritmo pausado pero seguro, no es nada nuevo, pero sí una buena película y una linda, opaca y breve historia de amor.
Sebastián Nuñez.

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