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lunes, noviembre 10, 2003

La rebelión de las personas 

Matrix: Revoluciones (The Matrix Revolutions, Estados Unidos, 2003). Dirigida por Andy y Larry Wachowski. Con Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Laurence Fishburne, Hugo Weaving, Jada Pinkett Smith, Monica Bellucci, Mary Alice, Rachel Blackman.
Ficha técnica.
ESTRENO
Puntaje: 8. En los diarios: Martín Pérez (Página/12): ; Diego Batlle (La Nación): 6; Pablo 0. Scholz (Clarín): 8; Diego Curubeto (Ambito Financiero): 8.

Filmada junto con Matrix: Recargado, esta película prometía las mismas virtudes y los mismos defectos de su antecesora. Pero curiosamente no es así. De hecho son tan distintas entre sí que resulta llamativo. Matrix había impactado a los espectadores en 1999, los críticos, en cambio, desconfiaron desde el comienzo. La filosofía, la mitología y la religión no pueden ir de la mano de historias divertidas protagonizadas por el incomparable Keanu Reeves. Matrix: recargado era tan recargado que confundía. Se perdía en su universo al mismo tiempo que parecía mostrar la muerte de la narración clásica tal cual la conocíamos hasta la fecha. La fecha fue 2003 y Matrix: Revoluciones desmintió ese mismo año que se tratara de tal revolución cinematográfica. En la segunda entrega las escenas espectaculares, el anuncio de la lucha final y –sobre todo eso- las historias de amor se combinaban de forma rara, confusa y por momentos decepcionante. Una película de amor dentro de una superproducción gigantesca. Un film que no tenía un final y dejaba a los espectadores frustrados por la abrupta interrupción.
Aquí la historia de amor ya fue planteada y todos la conocen, todos saben lo que los personajes sienten y no es necesario subrayarla más. La espectacularidad está más integrada a la trama, se recupera el universo del primer film y el clímax del film se divide en dos. Esto último es una apuesta fuerte que –milagrosamente- funciona. La saga se volvió autoconciente, se hace cargo de lo que cuenta y multiplica la locura. Grandilocuente hasta la parodia, la batalla entre Neo y Mr. Smith es sorprendente. Un disparate nunca visto. Antes, la batalla por Zion había sido espectacular en el sentido más tradicional del término. La lucha anónima del pueblo contra un poder invencible es seguida por otra lucha que ocurre en un mundo superior. El bien contra el mal reducido a dos contrincantes. Matrix: Revoluciones no anda con cosas pequeñas. Hay más referencias religiosas que en –por ejemplo- una película de Scorsese pero con un sentido del humor casi siempre ausente en esta clase de cineastas. La solemnidad no esta prohibida, pero Matrix no habría sobrevivido sin ese toque sutilmente delirante que acompaña sus principales escenas. Y aunque la saga no es todo lo brillante que debería ser para ocupar un lugar de privilegio en la historia del cine, no hay duda de que ha hecho méritos para ser tomada en cuenta. No se dejen asustar por el exceso de salas donde se exhibe, tal barbaridad no tiene que ver con el contenido de la película. La primera trilogía de Matrix ha llegado a su fin. El resultado ha sido positivo y las tres películas juntas forman una historia interesante, deslumbrante y coherente. Pasado el furor, podrán ser disfrutadas en su justa medida con el correr de los años. Y reestrenadas cuando una nueva trilogía dé comienzo. Porque todo lo que tiene un final puede tener luego un nuevo comienzo.
Santiago García.

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