lunes, noviembre 10, 2003
Sensatez y sentimientos
Ser y tener (Être et avoir, Francia, 2002) Dirigida por Nicolas Philibert. Con Georges Lopez, Alizé, Guillaume, Jojo, Olivier. Ficha técnica.
ESTRENO
Puntaje: 9. En los diarios: Diego Lerer (Clarín): 8; Luciano Monteagudo (Página/12): ; Fernando López (La Nación): 8; Ambito Financiero: 8.
A través de la observación, casi sin intervención alguna más que la presencia de la cámara que suponemos invisible casi en todo momento, Philibert nos acerca una historia conmovedora filmada durante varios meses en una escuela rural de Francia. El mayor logro de este documentalista con varias películas en su haber (se vieron hace poco en Buenos Aires cuatro de ellas en una retrospectiva; La ville Louvre y Un animal, los animales se habían estrenado hace unos años) es la cálida fusión entre intimidad y distancia con la que retrata a los protagonistas de su film. Ser y tener es el retrato de un maestro rural, Georges Lopez, y sus trece alumnos, que oscilan entre los 4 y los 12 años, divididos en tres grupos. Todos comparten la sala y el espacio de los recreos, y en este caso, el ámbito de filmación. La elección de este universo y estos protagonistas no podría haber sido más acertada, no hay causas tramposas ni mensajes escondidos tras la corrección política. Este documental es el retrato de procesos tan cotidianos como complejos: el aprendizaje de los niños, el día a día del maestro, la intervención de algunas familias de los estudiantes en sus tareas escolares. Y todo está expuesto como si estuviera crudo; es que la cocción de Philibert tiene que ver con lo no visible, como la paciencia para encontrar esos momentos que quedan luego de depurar, de elegir. Truffaut decía que el cine era mejor que la realidad porque no tenía tiempos muertos; la realidad que ofrece Philibert es cinematográfica y por eso sus tiempos, sus momentos están llenos de vida. El humor que surge en muchas oportunidades y la ternura que genera Jojó con sus excusas y explicaciones son momentos excepcionales que merecen ser filmados, sobre todo con el respeto con el que lo hace Philibert. El director incluye una sola entrevista al maestro Lopez, para acercarse finalmente a la vida de este personaje un poco más allá de su profesión relacional (lo que vemos durante toda la película). Las preguntas que se le hacen carecen de toda ambición didáctica, sencillamente lo descubren como un hijo de inmigrante español, a punto de retirarse y orgulloso de su vocación, tanto por lo que le dio a sus padres como por lo que les ofreció a sus alumnos: lo mejor de sí. Casi lo mismo que hace Philibert con nosotros por medio de Ser y tener.
Fabiana Ferraz.
ESTRENO
Puntaje: 9. En los diarios: Diego Lerer (Clarín): 8; Luciano Monteagudo (Página/12): ; Fernando López (La Nación): 8; Ambito Financiero: 8.
A través de la observación, casi sin intervención alguna más que la presencia de la cámara que suponemos invisible casi en todo momento, Philibert nos acerca una historia conmovedora filmada durante varios meses en una escuela rural de Francia. El mayor logro de este documentalista con varias películas en su haber (se vieron hace poco en Buenos Aires cuatro de ellas en una retrospectiva; La ville Louvre y Un animal, los animales se habían estrenado hace unos años) es la cálida fusión entre intimidad y distancia con la que retrata a los protagonistas de su film. Ser y tener es el retrato de un maestro rural, Georges Lopez, y sus trece alumnos, que oscilan entre los 4 y los 12 años, divididos en tres grupos. Todos comparten la sala y el espacio de los recreos, y en este caso, el ámbito de filmación. La elección de este universo y estos protagonistas no podría haber sido más acertada, no hay causas tramposas ni mensajes escondidos tras la corrección política. Este documental es el retrato de procesos tan cotidianos como complejos: el aprendizaje de los niños, el día a día del maestro, la intervención de algunas familias de los estudiantes en sus tareas escolares. Y todo está expuesto como si estuviera crudo; es que la cocción de Philibert tiene que ver con lo no visible, como la paciencia para encontrar esos momentos que quedan luego de depurar, de elegir. Truffaut decía que el cine era mejor que la realidad porque no tenía tiempos muertos; la realidad que ofrece Philibert es cinematográfica y por eso sus tiempos, sus momentos están llenos de vida. El humor que surge en muchas oportunidades y la ternura que genera Jojó con sus excusas y explicaciones son momentos excepcionales que merecen ser filmados, sobre todo con el respeto con el que lo hace Philibert. El director incluye una sola entrevista al maestro Lopez, para acercarse finalmente a la vida de este personaje un poco más allá de su profesión relacional (lo que vemos durante toda la película). Las preguntas que se le hacen carecen de toda ambición didáctica, sencillamente lo descubren como un hijo de inmigrante español, a punto de retirarse y orgulloso de su vocación, tanto por lo que le dio a sus padres como por lo que les ofreció a sus alumnos: lo mejor de sí. Casi lo mismo que hace Philibert con nosotros por medio de Ser y tener.
Fabiana Ferraz.