jueves, octubre 23, 2003
Letalmente rubia
Mujer fatal (Femme Fatale, Francia, 2002). Dirigida por Brian De Palma. Con Rebecca Romijn-Stamos, Antonio Banderas, Peter Coyote, Régis Wargnier, Sandrine Bonnaire y Gilles Jacob. Ficha técnica.
ESTRENO
Puntaje: 10. En los diarios: Martín Pérez (Página/12): 8; Diego Batlle (La Nación): 6; Pablo 0. Scholz (Clarín): 4; Ambito Financiero: 6.
Prólogo con elogios desmedidos: Qué se puede decir del último De Palma. Primero, que llegó tarde. Segundo, que casi no se estrena. Tercero, que la copia que vi en la privada parecía de un film de 1975; los cambios de rollo eliminaban planos y a veces entre rollo y rollo cambiaba la iluminación. Espero que esto no ocurra con todas las copias, porque... Cuarto: Es una de las tres mejores películas de De Palma (las otras dos son, para mi, Carrie y El sonido de la muerte), o sea una obra maestra y una de las mejores películas de la historia.
Elogios desmedidos, parte 1: De Palma se supera a si mismo, se reinventa y reinventa el cine con cada plano de Femme Fatale. Desde su perfecto comienzo que abre con la silueta de la gigantesca Rebecca Romijn-Stamos mirando en un televisor Pacto de sangre de Billy Wilder y sigue con un espectacular (en todos los sentidos posibles) robo en pleno festival de Cannes, en plena proyección de Est-Ouest del horrible Régis Wargnier (aquel farsante de Indochina), con aparición suya, de la protagonista del film Sandrine Bonnaire y del director del Festival Gilles Jacob y musicalizado con un interminable loop boleroraveliano hasta su maravilloso final, De Palma no da respiro. No hay un solo plano de esta película que no sea absolutamente perfecto, hipnótico, hermoso.
Elogios desmedidos, parte 2: Femme Fatale es cine puro. Como toda película de De Palma, pero aquí en mayor medida, es la declaración de amor al cine por parte de un cinéfilo como lo es el gran Brian, alguien que conoce perfectamente los mecanismos del cine y sabe utilizarlos como casi ninguno. Aquí tenemos todas sus obsesiones, sus ralentis, sus hermosos planos, sus split-screens, sus hitchockeadas, todo lo que hizo de BDP uno de los mejores directores de la historia, y uno de mis 3 favoritos.
Elogios desmedidos, parte 3: Pero también tenemos aquí a un personaje que ya entró en la historia del cine, y es el de Laure, nuestra Femme Fatale. La labor de Rebecca Romijn-Stamos la consagra para siempre. Laure es el personaje por el cual todos los que alguna vez acusaron a De Palma de misógino deberían callarse la boca para siempre (aunque hay otros en películas anteriores). Laure/Rebecca inunda la pantalla de belleza, de maldad (o no), de inteligencia en cada una de sus apariciones. Ella es el centro absoluto de la película (que va, si hasta el título le pertence). El personaje que interpreta Antonio, Nicolas Bardo, es solamente su títere, como el resto de los personajes. Todos los caminos conducen a Rebbeca.
Epílogo y más elogios desmedidos: Todo esto y mucho más es Femme Fatale, una película que genera una euforia infinita, un canto de amor al cine, un placer absoluto. Una película de Brian De Palma, o sea.
Juan Martínez.
ESTRENO
Puntaje: 10. En los diarios: Martín Pérez (Página/12): 8; Diego Batlle (La Nación): 6; Pablo 0. Scholz (Clarín): 4; Ambito Financiero: 6.
Prólogo con elogios desmedidos: Qué se puede decir del último De Palma. Primero, que llegó tarde. Segundo, que casi no se estrena. Tercero, que la copia que vi en la privada parecía de un film de 1975; los cambios de rollo eliminaban planos y a veces entre rollo y rollo cambiaba la iluminación. Espero que esto no ocurra con todas las copias, porque... Cuarto: Es una de las tres mejores películas de De Palma (las otras dos son, para mi, Carrie y El sonido de la muerte), o sea una obra maestra y una de las mejores películas de la historia.
Elogios desmedidos, parte 1: De Palma se supera a si mismo, se reinventa y reinventa el cine con cada plano de Femme Fatale. Desde su perfecto comienzo que abre con la silueta de la gigantesca Rebecca Romijn-Stamos mirando en un televisor Pacto de sangre de Billy Wilder y sigue con un espectacular (en todos los sentidos posibles) robo en pleno festival de Cannes, en plena proyección de Est-Ouest del horrible Régis Wargnier (aquel farsante de Indochina), con aparición suya, de la protagonista del film Sandrine Bonnaire y del director del Festival Gilles Jacob y musicalizado con un interminable loop boleroraveliano hasta su maravilloso final, De Palma no da respiro. No hay un solo plano de esta película que no sea absolutamente perfecto, hipnótico, hermoso.
Elogios desmedidos, parte 2: Femme Fatale es cine puro. Como toda película de De Palma, pero aquí en mayor medida, es la declaración de amor al cine por parte de un cinéfilo como lo es el gran Brian, alguien que conoce perfectamente los mecanismos del cine y sabe utilizarlos como casi ninguno. Aquí tenemos todas sus obsesiones, sus ralentis, sus hermosos planos, sus split-screens, sus hitchockeadas, todo lo que hizo de BDP uno de los mejores directores de la historia, y uno de mis 3 favoritos.
Elogios desmedidos, parte 3: Pero también tenemos aquí a un personaje que ya entró en la historia del cine, y es el de Laure, nuestra Femme Fatale. La labor de Rebecca Romijn-Stamos la consagra para siempre. Laure es el personaje por el cual todos los que alguna vez acusaron a De Palma de misógino deberían callarse la boca para siempre (aunque hay otros en películas anteriores). Laure/Rebecca inunda la pantalla de belleza, de maldad (o no), de inteligencia en cada una de sus apariciones. Ella es el centro absoluto de la película (que va, si hasta el título le pertence). El personaje que interpreta Antonio, Nicolas Bardo, es solamente su títere, como el resto de los personajes. Todos los caminos conducen a Rebbeca.
Epílogo y más elogios desmedidos: Todo esto y mucho más es Femme Fatale, una película que genera una euforia infinita, un canto de amor al cine, un placer absoluto. Una película de Brian De Palma, o sea.
Juan Martínez.