martes, diciembre 09, 2003
Esta naturalezzzzzzzzz
Tierra de osos (Brother bear, EEUU, 2003). Dirigida por Aaron Blaise y Robert Walker. Voces: Joaquin Phoenix, Jeremy Suarez, Jason Raize y Rick Moranis. Ficha técnica.
ESTRENO
Puntaje: 4. En los diarios: Martín Pérez (Página/12): ; Fernando López (La Nación): 6; Aníbal M. Vinelli (Clarín): 4; Paraná Sendrós (Ambito Financiero): 6.
La forzada apelación a la ternura, a los mensajes importantes con valores morales positivos marca Disney y a la grandilocuencia están más presentes que nunca en este nuevo producto de la compañía del Ratón Mickey. Pero todo mal hecho, como si fuera un producto descuidado. La ternura que intenta transmitir el personaje de Koda (el osito pequeño) se corporiza en un personaje verborrágico que roza con lo insoportable, y los alces son tan tontos, molestos y parlanchines que reclaman por todos los costados un poco de la fisicidad silenciosa que requiere cualquier comic relief. El mensaje moral importante y positivo (que sería algo así como el respeto y cuidado hacia la naturaleza representada por la comunidad de los osos) se olvida cuando esos mismos osos arremeten contra la comunidad de los peces, que son cazados y mutilados durante toda la película como si no formaran parte de esa madre naturaleza que la película intenta mostrar como intocable en su ecologismo naif. Toda la historia está subrayada por las canciones tamborileras con temática épica de Phil Collins (incluyendo una interpretación por parte de Tina Turner) que le suman más pretenciosidad que contenido y emoción genuina. En cuanto al trabajo de diseño, parece más logrado y cuidado el de los títulos que el de los dibujos y la animación pretendidamente realista –los osos tienen demasiada forma de oso– de la película. Esa intención de realismo (que choca con la evidencia del mundo de artificio de la animación Disney) le quita toda posible simpatía a los personajes y a los paisajes donde transcurre esta historia, enmarcada en una civilización aborigen con creencias espirituales fantásticas fuera de cualquier entorno temporal reconocible.
Fabiana Ferraz.
ESTRENO
Puntaje: 4. En los diarios: Martín Pérez (Página/12): ; Fernando López (La Nación): 6; Aníbal M. Vinelli (Clarín): 4; Paraná Sendrós (Ambito Financiero): 6.
La forzada apelación a la ternura, a los mensajes importantes con valores morales positivos marca Disney y a la grandilocuencia están más presentes que nunca en este nuevo producto de la compañía del Ratón Mickey. Pero todo mal hecho, como si fuera un producto descuidado. La ternura que intenta transmitir el personaje de Koda (el osito pequeño) se corporiza en un personaje verborrágico que roza con lo insoportable, y los alces son tan tontos, molestos y parlanchines que reclaman por todos los costados un poco de la fisicidad silenciosa que requiere cualquier comic relief. El mensaje moral importante y positivo (que sería algo así como el respeto y cuidado hacia la naturaleza representada por la comunidad de los osos) se olvida cuando esos mismos osos arremeten contra la comunidad de los peces, que son cazados y mutilados durante toda la película como si no formaran parte de esa madre naturaleza que la película intenta mostrar como intocable en su ecologismo naif. Toda la historia está subrayada por las canciones tamborileras con temática épica de Phil Collins (incluyendo una interpretación por parte de Tina Turner) que le suman más pretenciosidad que contenido y emoción genuina. En cuanto al trabajo de diseño, parece más logrado y cuidado el de los títulos que el de los dibujos y la animación pretendidamente realista –los osos tienen demasiada forma de oso– de la película. Esa intención de realismo (que choca con la evidencia del mundo de artificio de la animación Disney) le quita toda posible simpatía a los personajes y a los paisajes donde transcurre esta historia, enmarcada en una civilización aborigen con creencias espirituales fantásticas fuera de cualquier entorno temporal reconocible.
Fabiana Ferraz.