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jueves, marzo 04, 2004

El senil mundo de Jack 

Alguien tiene que ceder (Something´s gotta give, Estados Unidos, 2003) Dirigida por Nancy Meyers. con Jack Nicholson, Diane Keaton, Frances MacDormand, Keanu Reeves y Amanda Peet.
ESTRENO
Puntaje: 5

"Es maravillosa, la quiero ver de vuelta; a vos no te gusta porque sos de otra generación". Las palabras de mi madre me produjeron una remarcado estupor, una notable incomprensión. ¿Es posible que sea necesario superar la barrera de los cincuenta para disfrutar este tipo de películas?
"Es una película senil". No se hace esperar la contrapartida por parte de un allegado a mis padres que comparte el rango de edad. Se hace evidente que hay que elegir con quien coincidir en opiniones y termina pesando, en mi caso, lo anlítico por sobre lo emocional.
Si Alguien tiene que ceder resulta una película chata y muy poco interesante no es porque los protagonistas se acercquen a las seis décadas o porque transiten situaciones que un veinteañero apenas se atrevería a soñar. El problema es lisa y llanamente que se apoya en una estructura pobre, que agota toda su pólvora antes de la mitad del metraje y que elige el slapstick gratutio a la hora de construir gags por sobre la inteligencia. Quiere ser comprometida al hablar del sexo en mujeres que han pasado su primavera pero elige para ello a una Diane Keaton que apenas si muestra el paso del tiempo; quiere ser arriesgada al estudiar a un mujeriego empedernido que descubre el tardío amor pero obliga al personaje de Nicholson a cambios arbitrarios y moralistas ("está mal estar con chicas de veinte, hay que quedarse con una de sesenta"). Por si esto fuera poco, se desaprovecha a Frances MacDormand y se ve obligada a pronunciar frases petulantes y monótonas que hasta Cosmopiltan rechazaría; y no olvidemos al galancito de Keanu, personaje insoportablemente sensible, un príncipe azul mal diseñado, mal ejecutado y por sobre todo inverosímil.
Nancy Meyers confirma una vez más su torpeza narrativa, Jack Nicholson abusa una vez más de su moldeable cara y Amanda Peet deslumbra como siempre con su precioso rostro (a falta de talento.). Si algo faltaba, la banda sonora articula deleznables melodías hiphopperas con archiclásicos de la música francesa y pretende ser original y refinada en el proceso. Como el título bien lo dice, alguien probablemente cederá porque siempre hay espectadores mediocres para films mediocres.
Guido Segal.

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