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jueves, junio 10, 2004

El paciente ingles 

Harry Potter y el prisionero de Azkaban (Harry Potter and the Prisoner of Azkaban, Estados Unidos, 2004). Dirigida por Alfonso Cuarón.
ESTRENO
Puntaje: 6.

Después de tener mucha paciencia y soportar las primeras dos impresentables películas de Columbus, llegamos a la mejor de esta desabrida saga. Gracias al mexicano Alfonso Cuarón, “El prisionero de Azkaban” tiene por momentos parte de ese espíritu ensordecedor de la novela. Y gracias a unos nuevos personajes, los dementores, guardias de las prisión de Azkaban, se llega a la oscuridad que aplasta para siempre (eso esperamos) a los bufones horrendos como el esclavo enano de Harry de la película anterior. Los dementores son seres viciosos vestidos con capa y capucha que llegaron a Hogwarts en busca de un asesino que se escapó de la cárcel de Azkaban.
Alfonso Cuarón capta el espíritu de la historia del famoso mago y trabaja sobre una de las novelas más interesantes de Potter donde comienzan a vislumbrarse los primeros signos sexuales. Especialmente entre Ron y Hermione y el propio descubrimiento onanista de Harry. Imposible evitar cerrar los dientes y aspirar en el momento que Harry se sube a una criatura cuasimitológica de gran riesgo y Hermione toma la mano de Ron. El contacto ya se estableció y no hay vuelta atrás. Hermione está cada vez mas grande, esperemos unos años y ya tendremos una nueva chica para mirar sin culpa.
La novela cuenta una historia difícil de explicar en una película, ya que tiene muchas vueltas de tuerca, pero cuenta con el aval de ser la mejor de las tres primeras. Para Harry la aventura es encontrar la manera de escapar a los miedos. En las primeras dos películas y novelas los miedos tenían que ver con elementos del pasado. En esta también ocurre esto pero se agregan los miedos a los cambios físicos en su cuerpo. Potter ya necesita un lugar para estar sólo, para entender que le pasa. Lastima que en el film no se haya explotado el contacto con Ginny, la hermana de Ron, que en la novela lo hace escapar un poco de la fuerza onanista de este tercer año en Hogwarts.
Es bueno que Cuarón trate de mantenerse al lado del hilo de la trama y no lo corte; son muchos los personajes que debe incluir y les da un pequeño lugar a los secundarios. Es imposible contar todo lo que ocurre en la novela y por eso rescata lo importante aunque, seguramente por exigencias externas, tiene que agregar momentos descolgados. La amenaza del asesino y la profecía de su muerte asustan a Harry justo en el momento que su varita está más fuerte que nunca. Ginny lo espera pero, mientras tanto, como cualquier adolescente, se arregla bien sin ella.
Leandro Rosenzveig.

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