martes, junio 15, 2004
Tira a la vieja del depto
Dúplex (Duplex, Estados Unidos, 2003). Dirigida por Danny DeVito. Con Ben Stiller, Drew Barrymore y Eileen Essel. Ficha técnica. Sitio oficial.
ESTRENO
Puntaje: 7. En los diarios: Claudio D. Minghetti (La Nación): 6, Pablo 0. Scholz (Clarín): 6, Horacio Bernades (Página/12), Paraná Sendrós (Ámbito Financiero): 6. Metacritic: 47. Rotten tomatoes: 33%
No hay novedades en el cine de DeVito y Dúplex tal vez sea un paso atrás en su carrera como director. Esto suena mucho peor de lo que en realidad es, porque las cosas no están para nada mal en la filmografía del misántropo bajito. Eso sí, la repetición lo perjudica bastante. Otra vez hay que intentar eliminar a alguien por problemas de convivencia. Otra vez, como en Tira a mamá del tren, se trata de una señora mayor (aka vieja de mierda). Otra vez la comedia negra, aunque ahora much(ísim)o más escatológica. Claro que este ¿aggiornamiento? de los gags (¿alguien duda a esta altura que los hermanos Farrelly cambiaron definitivamente el rumbo de la comedia? Aquí no hay adolescentes fumando porro en colegios secundarios para culparlos por los pedos y los vómitos) funciona muy bien en DeVito y esa idea de intentar que el espectador evite más de una vez mirar directamente a la pantalla le sale. Lo curioso es que los otros chistes, esos que no buscan provocar repulsión en la mirada, jamás desentonan y no parecen de décadas anteriores como en el costado más tradicional y apolillado de la comedia neoyorquina (no todos los directores se quedaron ciegos por allá).
La mano que le dan Ben Stiller y Drew Barrymore a DeVito es enorme. Ellos son, sin lugar a dudas, una de las parejas ideales, de esas que mejoran cualquier comedia (cualquier película sería aún más preciso). Claro que si bien ellos no terminan de repetirse en sus personajes, los dos tienen características que ya se les pudo ver más de una vez. Por ejemplo, Stiller intentando vanamente no perder el control y Barrymore a punto de quebrarse después de haber hecho todo lo posible por intentar solucionar un problema. La sensación del déjà vu constante, el exceso en la ironía y una tonta vuelta de tuerca a la que se le subraya la importancia juegan en contra de una película que podría haber dado mucho más si se la consideraba una excusa para un aluvión de gags que involucraron a gente que sabe escribirlos (Larry Doyle, que después se metió en Looney Tunes y venía de Los Simpsons, Beavis & Butt-head y Daria), dirigirlos y actuarlos.
Naza Chong.
ESTRENO
Puntaje: 7. En los diarios: Claudio D. Minghetti (La Nación): 6, Pablo 0. Scholz (Clarín): 6, Horacio Bernades (Página/12), Paraná Sendrós (Ámbito Financiero): 6. Metacritic: 47. Rotten tomatoes: 33%
No hay novedades en el cine de DeVito y Dúplex tal vez sea un paso atrás en su carrera como director. Esto suena mucho peor de lo que en realidad es, porque las cosas no están para nada mal en la filmografía del misántropo bajito. Eso sí, la repetición lo perjudica bastante. Otra vez hay que intentar eliminar a alguien por problemas de convivencia. Otra vez, como en Tira a mamá del tren, se trata de una señora mayor (aka vieja de mierda). Otra vez la comedia negra, aunque ahora much(ísim)o más escatológica. Claro que este ¿aggiornamiento? de los gags (¿alguien duda a esta altura que los hermanos Farrelly cambiaron definitivamente el rumbo de la comedia? Aquí no hay adolescentes fumando porro en colegios secundarios para culparlos por los pedos y los vómitos) funciona muy bien en DeVito y esa idea de intentar que el espectador evite más de una vez mirar directamente a la pantalla le sale. Lo curioso es que los otros chistes, esos que no buscan provocar repulsión en la mirada, jamás desentonan y no parecen de décadas anteriores como en el costado más tradicional y apolillado de la comedia neoyorquina (no todos los directores se quedaron ciegos por allá).
La mano que le dan Ben Stiller y Drew Barrymore a DeVito es enorme. Ellos son, sin lugar a dudas, una de las parejas ideales, de esas que mejoran cualquier comedia (cualquier película sería aún más preciso). Claro que si bien ellos no terminan de repetirse en sus personajes, los dos tienen características que ya se les pudo ver más de una vez. Por ejemplo, Stiller intentando vanamente no perder el control y Barrymore a punto de quebrarse después de haber hecho todo lo posible por intentar solucionar un problema. La sensación del déjà vu constante, el exceso en la ironía y una tonta vuelta de tuerca a la que se le subraya la importancia juegan en contra de una película que podría haber dado mucho más si se la consideraba una excusa para un aluvión de gags que involucraron a gente que sabe escribirlos (Larry Doyle, que después se metió en Looney Tunes y venía de Los Simpsons, Beavis & Butt-head y Daria), dirigirlos y actuarlos.
Naza Chong.